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Todo comenzó con una grosería. Entonces, estudiante de segundo año Sandy Antunez fue sacada al pasillo por el profesor de inglés Brian Auger, que tuvo una conversación con ella. 

Esto lo llevó a enterarse que su familia posee burros en su rancho que está en Honduras y hasta poseía una compañía de café. Ella le enseñó la página web de la compañía cuando él le preguntó si había una forma para que él pueda ordenar un café.

“Podía escuchar su emoción y orgullo cuando me enseñaba fotos de su familia y la gente que conocía.” Auger dijo. 

Después de enterarse, él inmediatamente envió correos a los profesores del departamento de inglés y otros profesores que posiblemente estén interesados. Varios profesores compraron granos de café y tazas de la compañía.

Varios profesores también estaban ansiosos para soportar a la familia de un estudiante de Southport. Profesora de discurso Sarah Berghoff, profesor de periodismo Michael Klopfenstein y profesor de inglés Sam Hanley fueron algunos de los profesores que compraron o probaron el café. Varios de los profesores que probaron el café tuvieron reacciones muy positivas y dijeron que lo disfrutaron. 

“Pensé que era bueno…,” dijo Sr. Hanley. “Tenía ese sabor no demasiado tostado y no demasiado quemado”, dijo Sr. Hanley. 

La razón por la cual el café hecho por la familia Antunez es diferente al café americano es porque el café de su familia es lavado y secado por semanas usando secadoras especiales. Ella dice que esto le da al café “un mejor sabor y un aroma diferente.”  

Cuando se le entrevistó sobre la compañía, traducida a través del junior Enzo Zavaleta, Antúnez mencionó que la compañía de café sin fines de lucro de su familia, llamada Galana Coffee, fue fundada por su abuelo José Lupario Antúnez hace casi 30 años.

“Me hace sentir muy feliz que los maestros estén apoyando el negocio de mi abuelo”, dijo Antunez.

Mientras crecía, fue muy cercana a sus abuelos y especialmente a su abuelo. Había estado con sus abuelos desde que nació y solía dar largos paseos con ellos.

Han pasado 3 años desde que ella y su madre se separaron de sus abuelos cuando llegaron a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades. Debido a que este cambio fue muy repentino, tuvo que irse sin la oportunidad de despedirse de su abuelo.

“Me sentí muy triste cuando me fui de Honduras sin despedirme de mi abuelo. Me dolió no haber podido verlo las últimas horas antes de irme”, dijo Antúnez.

Su hermano se queda en México con su padre ya que sus padres están separados, mientras que su otro hermano está al cuidado de otros miembros de la familia en Honduras