Con la oportunidad de visitar otros países, seniors Nathan Bucker y Kaylie Turner se fueron de sus casas durante el verano con un grupo de estudiantes del programa de Indiana University. Bucker visitó Austria approximadamente seis semanas, mientras Turner visitó Mérida, México.
Ellos experimentaron algo más que solo el cambio de hogar y rutina. Los estudiantes se quedaron allí solo hablando español o alemán. Sin embargo, la barrera del idioma no desalentó a Bucker.
“En realidad yo estaba muy motivado a aprender el idioma y no hablar inglés. Cuando yo regresé, no quería hablar inglés,” Bucker dijo.
Aunque el idioma era diferente, Bucker dice que todo el estilo de vida no era tan diferente. Él vivió con una familia que consistía en una hermana, un primo y un perro. Ellos tomaban el café mucho, escuchaban la música y descansaban como en los Estados Unidos, según Bucker.
Había unas cosas similares y otras diferentes. Una diferencia era la velocidad de conducir. Bucker dice que la gente de Austria conduce más rápido que la gente de los Estados Unidos, y que eso le asustó. A pesar del vuelo de once horas y del hecho de que no tenían aire acondicionado,sin duda, volvería si tuviera la oportunidad.
Cuando Turner fue a México, el grupo condujo a Chicago, voló desde Chicago a la ciudad de México, y luego voló desde la ciudad de México a Mérida. Ella dice que el vuelo desde Chicago a la ciudad de México fue muy agradable, especialmente porque le dieron comida y pudo ver unas películas gratis. Según ella, el vuelo a Mérida fue muy áspero, afortunadamente no fue muy largo.
“(El avión) era como una pequeña lata de estaño,” Turner dijo, hablando del vuelo desde la ciudad de México a Mérida.
Turner se quedó con una familia anfitriona. La familia consistía en una abuela, su hija que tenía treinta años, y su sobrino de cuatro años. En México, es típico haber varias generaciones de familiares que viven en el mismo hogar, según Turner. Ella se quedó allí por seis semanas y asistía a las clases desde lunes a viernes. Cada jueves, Turner y los otros participantes del programa trabajaban como voluntarios en otra escuela, y los viernes, se iban de excursiones a lugares como Chichén Itzá, Izamal, la playa, el Centro Histórico y el Museo del Mundo de los Mayas.
Durante las clases, estudiaban la cultura y el idioma. Turner dice que ella podía entender el idioma todo el tiempo y que fue muy divertido estar allí.
Cuando se le preguntó si se sentía la tentación de hablar inglés, Kaylie dijo, “no tanto al principio, pero hacia el final, cuando sabía que estaba al punto de salir, realmente quería que se acabara.”
Una cosa que ella disfrutaba continuamente sin embargo, era la comida. La comida era lo que ella consideraba “la comida mexicana común,” pero ciertos alimentos estaban “muy ricos.” Su familia anfitriona la invitó a quedarse con ellos en cualquier momento.
“Yo definitivamente regresaré. Era una experiencia divertida,” Turner dijo.
Según los alumnos que han viajado al extranjero, el Programa de Honores de la Universidad de Indiana es inolvidable. Si quieres vivir otra cultura y aprender mucho sobre el idioma, regístrate en IUHPFL.